¿Cómo se puede definir la complejidad? Para manejar el concepto, podríamos comparar el número de tipos de células diferentes o el número de genes que hay en una especie.
Si comparamos únicamente la vida que existía probablemente hace 3 500 millones de años con la vida que existe en la actualidad, es obvio que el nivel «medio» de complejidad es mayor en la actualidad de lo que lo era en el origen de la vida. Pero es probable que esto se deba sencillamente a que, cuando empezó, la vida estaba en su límite más bajo de complejidad: isólo podía aumentar!
¿Qué sucede si no tenemos en cuenta la historia primitiva de la vida y solamente observamos la evolución después de que la vida ya se ha vuelto razonablemente compleja? Si la vida tiene la oportunidad de subir o bajar en la escala de compejidad, ¿tiende a subir?
La respuesta a esta pregunta es, sencillamente, que no lo sabemos a ciencia cierta; depende de adonde se mire. En muchos casos hay simplificación (por ejemplo, algunos insectos han perdido las alas) y en otros los linajes se han vuelto cada vez más complejos (por ejemplo, las alas de algunos insectos han evolucionado en órganos complejos para el control del vuelo).
1. Simplificación o pérdida
2. Aumento de la complejidad
En este momento no hay pruebas concluyentes de una tendencia global hacia la complejidad en la historia de la vida. Además, hay muchos organismos «simples» que están todavía por ahí. Podemos referirnos a toda la historia de la vida como la «Edad de las bacterias», ya que las bacterias han sido, y todavía son, ubicuas desde el comienzo de la vida en la Tierra. Sólo es una idea.
Original translation by the Spanish Society of Evolutionary Biology; translation editing by Maya deVries