Podría pensarse que describir «qué pasó y cuándo pasó» en el cambio macroevolutivo sería fácil. Pero no es tan fácil cuando uno se ocupa de eventos que sucedieron hace mucho tiempo, y de una historia que no presenciamos y que no se puede repetir. Por ejemplo, imagina a un paleontólogo examinando fósiles de las dos capas de roca adyacentes dibujadas debajo. En la capa de roca más antigua hay sólo tres tipos de equinodermos primitivos (el clado al que pertenecen las estrellas y los erizos de mar). En la roca más reciente hay muchas especies de equinodermos con formas corporales bastante diferenciadas. En estas capas de roca se nos muestran instantáneas de la vida a través del tiempo y nuestro trabajo es rellenar lo que pasó entre las instantáneas.

Cualquiera de los siguientes supuestos concuerda con las pruebas de la serie de instantáneas.

1. El linaje experimentó un cambio morfológico y una explosión de especiación repentina:

2. El linaje experimentó un cambio morfológico y una especiación lentas y constantes:

3. El linaje no experimentó una gran especiación ni cambio morfológico durante este perido: la mayoría de los equinodermos de la capa de roca más reciente vivía en el momento en que se depositó la capa de roca más antigua, pero no se conservaron. Tal vez las «nuevas» especies de equinodermos vivían en una región geográfica diferente cuando se depositó la capa de roca más antigua, emigraron a la zona y luego se conservaron por casualidad en la capa de roca más reciente:

Averiguar cuál es la historia real que se esconde detrás del patrón de fósiles es el tipo de problema que no deja dormir por las noches a los paleontólogos.