A menudo, dos especies se enfrentan a condiciones o retos ambientales semejantes. En estos casos, la evolución moldea a estas especies de forma parecida—dando lugar a caracteres convergentes. Por ejemplo, imagina dos especies de flores que aunque no están muy emparentadas, son polinizadas por la misma especie de pájaro. Una flor que es polinizada produce muchas semillas y tiene una gran ventaja reproductiva sobre las flores que no son polinizadas.
Si el pájaro prefiere las flores largas y rojas, las formas y los colores de las flores probablemente evolucionarán de forma que le sean más atractivas al pájaro. Dos flores pueden acabar pareciéndose, aunque en un principio su forma fuese muy diferente. Pulsa el botón de abajo para ver cómo las dos flores evolucionan con el paso del tiempo.