Mediante el estudio de la bioquímica básica que comparten la mayoría de los organismos, podemos empezar a recomponer cómo fue la evolución de los sistemas bioquímicos cerca de la raíz del árbol de la vida. Sin embargo, hasta comienzos de la década de 1980 un problema del tipo «el huevo o la gallina» tuvo perplejos a los biólogos: en todos los organismos actuales los ácidos nucleicos (ADN y ARN) son necesarios para construir las proteínas y las proteínas son necesarias para construir los ácidos nucleicos. Entonces, ¿qué fue primero, el ácido nucleico o la proteína? El problema se solucionó cuando se descubrió una nueva propiedad del ARN: algunas clases de ARN pueden catalizar reacciones químicas: esto significa que el ARN puede tanto almacenar información genética como originar las reacciones químicas necesarias para copiarse a sí mismo. Este descubrimiento solucionó provisionalmente el problema del huevo o la gallina: los ácidos nucleicos (en particular, el ARN) aparecieron primero y, más tarde, la vida cambió a una herencia basada en el ADN.
Otra línea importante pruebas bioquímicas son unas moléculas extraordinariamente frecuentes. Como cabría esperarse, muchas de las reacciones químicas que tienen lugar en tus propias células, en las células de un hongo y en una célula bacteriana son bastante diferentes entre sí; sin embargo, muchas de ellas (tales como las que liberan energía para proporcionar combustible para los trabajos de la célula) son exactamente las mismas y dependen exactamente de las mismas moléculas. Dado que estas moléculas son universales y tienen una importancia crucial para todos los seres vivos; se cree que surgieron muy temprano en la historia de la vida, por lo que se las ha apodado «fósiles moleculares». El ATP, trifosfato de adenosina (que se muestra debajo) es una de estas moléculas: es esencial para proporcionar energía en los procesos celulares y es utilizada por todos los seres vivos actuales. El estudio del ATP y de otros fósiles moleculares ha revelado que son sorprendentemente comunes: muchos fósiles moleculares están emparentados cercanamente con los ácidos nucleicos, como se muestra debajo.
Los descubrimientos del ARN catalítico y de fósiles moleculares que están muy emparentados con los ácidos nucleicos sugiere que los ácidos nucleicos (especialmente el ARN) fueron cruciales para las primeras formas de vida de la Tierra. Estas observaciones apoyan la hipótesis del mundo de ARN, que los seres vivos primitivos utilizaban ARN para los procesos celulares básicos (en lugar de la combinación de proteínas, ARN y ADN que utilizan los organismos actuales).
Original translation by the Spanish Society of Evolutionary Biology; translation editing by Maya deVries