Los experimentos pueden ayudar a los científicos a averiguar cómo aparecieron las moléculas involucradas en el mundo del ARN. Estos experimentos sirven como «verificaciones de los conceptos» de las hipótesis sobre los pasos en el origen de la vida — en otras palabras, si una reacción química específica sucede en un laboratorio moderno bajo condiciones parecidas a las de la Tierra primitiva, esa misma reacción podría haber tenido lugar en la Tierra primitiva y podría haber desempeñado un papel significativo en el origen de la vida. Por ejemplo, el experimento de Miller y Urey de 1953 simuló la atmósfera de la Tierra primitiva simplemente con agua, hidrógeno, amoníaco, metano y una descarga eléctrica que sustituía a los relámpagos, y se formaron compuestos orgánicos complejos, como los aminoácidos. En la actualidad, los científicos han averiguado más cosas sobre las condiciones ambientales y atmosféricas en la Tierra primitiva, y ya no piensan que las condiciones utilizadas por Miller y Urey fueran las adecuadas. Sin embargo, después de Miller y Urey, muchos otros científicos han realizado experimentos empleando condiciones ambientales más precisas y explorando condiciones alternativas para estas reacciones. Los resusltados de estos experimentos fueron similares: en las condiciones de la Tierra primitiva se podrían haber formado moléculas complejas.
Este método experimental también puede servir a los científicos para estudiar el funcionamiento del mundo de ARN en sí. Por ejemplo, el bioquímico del campo del origen de la vida Andy Ellington, hipotetiza que en el mundo primitivo de ARN, el ARN no se copiaba emparejando unidades individuales de moléculas (como en el ADN actual), sino uniendo cadenas cortas de unidades; más o menos, es como construir una casa con paredes prefabricadas en vez de hacerlo ladrillo a ladrillo. Está estudiando esta hipótesis haciendo experimentos para buscar moléculas que se copian de esta forma y estudiar cómo evolucionan.
Original translation by the Spanish Society of Evolutionary Biology; translation editing by Maya deVries